Odio Dragon Age: Inquisition

Me temo que no todo van a ser elogios ni críticas positivas en este blog. Pero lo verdaderamente curioso es que me disponga a despotricar contra un videojuego que pertenece a la misma serie de la que procede mi favorito, y del que ya he hablado suficiente. No obstante, como ya he dicho en la entrada Mi videojuego favorito: Dragon Age: Origins, mi intención es terminarlo para conocer el final y que así mi valoración esté más justificada, cosa que por fin acaba de suceder.

SÁBADO 5 DE ENERO DE 2019


Dragon Age: Inquisition salió a la venta el 18 de noviembre de 2014 y yo lo he terminado cinco años más tarde, pero a diferencia de las otras dos entregas de la saga, en esta no he jugado seguido. Recuerdo haberlo hecho hasta que el malo de la historia se plantaba en Refugio, lo destruía, y la protagonista y sus compañeros tenían que mudarse a otro enclave, en este caso a Feudo Celestial, que era mucho más grande que Refugio y tenía más misiones que hacer y zonas que explorar. Entonces sentí que colapsaba y dejé de jugar una temporada. Después volví y completé la misión principal que más me gustó de todo el juego, Aquí yace el abismo, y de nuevo paré durante un tiempo. Luego regresé para hacer otra principal y quizás la más aburrida y estúpida de todas, Ojos crueles, corazones crueles, y ahí dejé de jugar durante años, retomando la historia cuando escribí la entrada ya mencionada, la cual me hizo recordar que tenía una promesa que cumplir y me dio los ánimos necesarios para ello.

Y ahora puedo confirmar lo que dije en la otra entrada: "dudo mucho que nada pueda cambiar la desesperación que me ha ocasionado en comparación con los anteriores". Sí, amigos, el final de Dragon Age: Inquisition es decepcionante. Y por si esto no fuera suficiente es necesario comprarse un contenido descargable, o "dlc", para conseguir un final cerrado. Estos "dlc" llevan existiendo desde el primer juego, y yo no he jugado ninguno. Y podría dejarlo aquí diciendo que Dragon Age: Origins nunca debió convertirse en una saga, pero creo que tanto esfuerzo para llegar a este momento se merece un mayor desarrollo.

EL JUEGO

Evelyn Trevelyan, mi personaje en Dragon Age: Inquisition. Lo mejor que pude hacer con tan pocas opciones.
 
Hay una razón principal por la que no puedo tragar Dragon Age: Inquisition, y es que no soporto el nuevo tipo de videojuegos que se han puesto de moda: los de mundo abierto, aquellos que ofrecen al jugador la posibilidad de moverse libremente por un mundo virtual y alterar cualquier elemento a su voluntad. Y eso que esta primicia pinta interesante. Pero no lo es. Lo descubrí con Inquisition y lo confirmé con The Elder Scrolls V: Skyrim, al que intenté jugar no una, sino varias veces animada por mi hermano. Y siempre me encontraba con el mismo problema. Supongo que yo, tanto en el mundo real como en el virtual, necesito estúpidamente que me marquen un camino, porque si no colapso o hago el idiota. Y eso es lo que me sucede en este tipo de juegos. Una persona normal ante tantas posibilidades se sentiría atraída por ellas, y yo también, o al menos al principio cuando planeé estudiar en la escuela de magos de Skyrim o convertirme en vampira. Eso es lo que planeé, ¿pero sabéis lo que hice? Nada. Explorar. Ir de un lado para otro descubriendo cosas y no haciendo ninguna. Eso en Skyrim. En Inquisition, para poder terminarlo, tuve que plantearme hacer sólo las misiones principales, las del círculo interno de compañeros, y las de asignación, porque si me metía a explorar una zona no lo iba a acabar en la vida, y ese era mi único objetivo puesto que el juego no me gustaba nada. En total fueron 146 horas.

Supongo que debería añadir algo sobre la jugabilidad aunque yo sea una inútil, como que descubrí dos cosas en la última batalla que no por ello son menos ridículas en sí. Me di cuenta de que mi personaje podía resucitar a mis compañeros una vez muertos en mitad de un combate, así como que el mío de pronto podía volver a la vida por arte de magia. Realmente aún no sé por qué, y realmente no debería quejarme de que un videojuego sea demasiado fácil, pero es que esta mecánica la descubrí al final, y ni siquiera entonces entendí la de crear armas, armaduras, pociones, tintes, caballos, camas, cortinas, tronos, vidrieras, estandartes... Había de todo. Y todo me importaba nada. La historia de Dragon Age: Origins se desarrollaba en el territorio de Ferelden, la de Dragon Age II en la ciudad de Kirkwall, y la de Dragon Age: Inquisition en el mundo entero, y aun así es la menos épica de las tres justo por lo que acabo de decir: la trama está disuelta en todas las tonterías que hay que hacer por el camino y que, inevitablemente, le restan importancia.

La verdad es que a pesar de todo ahora he podido ver mucho más claro lo siguiente: Dragon Age: Origins está considerado uno de los mejores videojuegos de rol de la historia, y Dragon Age: Inquisition se convirtió en el peor videojuego de mundo abierto. Esto no deja de ser gracioso, y es que, si tan bien lo habían hecho en el terreno del rol, ¿por qué tenían que pasarse al mundo abierto? Pues muy sencillo. Por la misma razón que una buena película se convierte en una porquería de saga: porque el chicle no se podía estirar más.

LA HISTORIA 

Evelyn: "¿Que te he robado el Pozo de las Penas, Morrigan? Tú le robaste a Neria la oportunidad de tener un hijo demoníaco con Alistair. ¡Esta me la debías!"

Aquellos que deseen amargarse la vida con este juego que no se preocupen si no han jugado a las anteriores entregas. No deben tener miedo a perderse la famosa continuidad de la saga, porque no la hay. Y sobre todo que no pierdan el tiempo con Dragon Age Keep, la aplicación online gratuita que permite a los jugadores adaptar las decisiones tomadas en los otros juegos e importarlas a Inquisition. Yo la usé pensando que reconocería mis partidas enteras, pero terminé volviéndome loca tratando de recordar las cosas que había hecho para ponerlas manualmente en la aplicación. Y eso lo hice porque pensaba que era algo importante que luego tendría repercusión...

Os voy a poner un ejemplo de esta repercusión. Estamos en una parte seria de la historia de Inquisition y hay que llamar a un héroe. Por un lado tenemos a Hawke, la protagonista de Dragon Age II, famosa por salvar la ciudad de Kirkwall, y por el otro a La Heroína de Ferelden, la protagonista de Dragon Age: Origins, que ha salvado Ferelden de una invasión y por consiguiente al mundo entero. ¿A quién llamamos? ¡A Hawke, por supuesto! Porque la otra no aparece, y aunque la Inquisición es enorme y me paso el juego entero reclutando gente, no soy capaz de encontrar a este héroe en concreto...

A ver, esto tiene una explicación. Como al final de Origins podías elegir que el protagonista muriese, hay jugadores que lo habrán hecho, y por lo tanto no sería justo ni coherente que este personaje tuviese una gran implicación en la historia si no está disponible para todo el mundo. Esto también es aplicable para el chiste de más arriba. No todos habrán tenido un hijo con Morrigan, así que este no puede ser demoníaco, ni todopoderoso, ni... nada. Y he aquí una vez más por qué Dragon Age: Origins no debió convertirse en una saga.

CONCLUSIÓN

Elizabeth Hawke y Evelyn Trevelyan en Dragon Age: Inquisition.
 
Así pues, ¿no hay nada rescatable de este juego? Sí, lo hay. Se trata de una misión que ya mencioné antes y que me hizo pensar que el final, y el resto del juego, estarían a la altura. En Aquí yace el abismo te reencuentras con el personaje de Hawke, que tienes que volver a hacer con el creador de personajes del Inquisition, que es una basura, pero se agradece el guiño y de nuevo te hace pensar que habrá muchos más como ese. Craso error. No obstante, también se produce un reencuentro con el personaje de Alistair, tu compañero en Origins. Los tres (la protagonista, Hawke y Alistair), terminan atrapados en el Velo, el mundo de los sueños, y para salir de allí alguien debe quedarse y entretener al demonio que los persigue. ¿Quién lo hará? ¿Hawke, es decir, tú? Porque eres tú al fin y al cabo. Hawke fue tu avatar en Dragon Age II. ¿O Alistair, que fue mi novio en Origins? ¿Es, o no es una decisión difícil a la altura de las otras entregas? ¿Y qué escogí yo? Pues me temo que voy a ser mala y vais a tener que esperar hasta que escriba el correspondiente fanfiction para saberlo con más detalle. Pero bueno, aunque esta haya sido una buena misión, se echa a perder en el transcurso del juego. Por ejemplo cuando conozco al hijo de Morrigan, porque me entran ganas de decirle: "Niño, ¿sabes que tu padre era el guarda gris Alistair y que acaba de morir por mi culpa?" Pero no puedes decirle eso, como tampoco que ya conocías a Hawke, a Alistair y a su madre, Morrigan, porque tu personaje en este juego empieza de cero. Mientras que el jugador, o al menos yo, no.

¡Ups! Me temo que no todos llevamos igual de bien el olvido, Cullen...

Y sólo un último apunte. Jugando me dije muchas veces que mi opinión negativa podía cambiar para bien si se producía un guiño en concreto: el regreso de mi amado Anders. Este personaje era el responsable del comienzo del juego y de la subsiguiente situación política, como mínimo tenía que salir, aunque para algunos jugadores estuviese muerto. Ya no hablemos de un posible flirteo con él, porque los romances... Los romances, por cierto, estaban totalmente encauzados. El que yo elegí no fue elegido. Si eres humana y heterosexual te corresponde este personaje, si eres humano y homosexual este, si eres elfa este, si eres qunari este... Vamos, un videojuego de mundo abierto, sí señor. Y desde aquí os prometo no volver a comprar ni jugar una sola entrega más de esta saga. Mi historia con Dragon Age termina hoy. 

Comentarios