Mis comienzos como escritora

He decidido volver a hablaros sobre mí, y en este caso positivamente, puesto que me dispongo a contaros mi obsesión por escribir. Y esta frase que he dejado en tantos sitios: "escribo desde que era muy pequeña, y sueño con poder publicar mis libros algún día", lo expresa bastante bien.

DE MAYOR QUIERO SER PINTORA

Céfalo y Eos (1810) Pierre-Narcisse Guérin

Ya os he contado en otras entradas que me pasaba todo mi tiempo libre (que de niña era bastante), haciendo dibujos o cuentos sobre mis personajes favoritos. Pero volviendo un poco más atrás, a la primera vez que cogí un lápiz o un rotulador, me atrevería a afirmar que el resultado debió de ser algún animal, probablemente un gato. Apenas dibujaba otra cosa. Gatos, guepardos, leones, panteras, tigres, linces, perros, caballos, dinosaurios... Las personas no me interesaban lo más mínimo. Así que llenaba hojas y más hojas de papel todos los días, las cuales están ahora dentro de una caja en un armario tan apretado que si las saco y las desordeno tardaría años en volver a ponerlas en su sitio, y por lo tanto no os las puedo mostrar, pero digamos que serían algo distintas a lo que podéis ver en la página de arte de este blog. 

Mi padre se burló de esta obsesión animalista una vez en casa de mi abuela, donde yo siempre dibujaba mientras ellos hablaban porque me aburría. Entonces me salí de lo habitual dibujando una niña y una casa para demostrarle que se equivocaba, con las proporciones incorrectas, claro está. ¿Y qué hizo él? Pues sacarse de la manga un talento para el dibujo que yo no sabía que tenía (y que a lo mejor no era para tanto, pero lo recuerdo impresionante), haciendo un espectacular y etéreo pegaso a lápiz. Yo me deprimí bastante por ser incapaz de alcanzar ese nivel por mucho que dibujase, y por no saber cómo mejorar por mi cuenta. De hecho a día de hoy, aunque me sigue gustando, no me considero una experta, ni mucho menos. Él siempre me decía que saliera de casa e hiciera otras cosas, pero yo me aburría y no sabía qué hacer aparte de jugar con mis juguetes o mis gatos. Esta obsesión por dibujar o escribir sin parar era percibida así por mis padres, quienes no podían verla como algo más y en vez de alentarme a seguir tenían que obligarme a parar, y quizás por eso a día de hoy todavía la siguen viendo como tal.

Después también me obsesioné con dibujar seres irreales como los pegasos, que por entonces desconocía su nombre y los llamaba "caballos con alas", además de hacer unicornios. No recuerdo dibujar dragones todavía, quizás porque aún no había visto la película Corazón de dragón para interesarme por ellos. Luego supongo que empecé a hacer fanarts de Digimon. Y de Digimon pasé a cualquier serie o película que me obsesionara para plasmar dicha obsesión en el papel, haciéndola mía en cualquier momento, concediéndole así la ilusión de inmortalidad.

DE MAYOR QUIERO SER ESCRITORA

Eugenia "Skeeter" Phelan (Criadas y señoras, 2011)

Pero lo verdaderamente interesante de todo esto es que yo escribo desde antes de aprender a escribir. ¿Y eso qué quiere decir? Pues que llegó un momento en el que empecé a hacer dibujos relacionados entre sí, para juntarlos y graparlos todos al final. Entonces se los enseñaba a mi madre y le contaba la historia que había detrás de ellos. No obstante, esto no me complacía. Así que llegué a pedirle que me escribiera lo que yo no podía escribir. Recuerdo concretamente el dibujo de unas ardillas en un árbol con unas bellotas y un enemigo que tenían que combatir. En ese dibujo había una historia, y mi madre me introdujo el concepto de bocadillo como espacio donde integrar el diálogo o el pensamiento de los personajes. Por lo tanto, yo le explicaba lo que decían o pensaban las ardillas y ella lo escribía. Y me fiaba de que pusiese eso, porque no lo sabía. Fue entonces cuando empecé a preocuparme por la característica básica del arte: la comunicación. Mi intención era que todo el que viese mis dibujos los entendiese sin que yo tuviera que explicárselos. Buscaba un entendimiento, una comunicación con el espectador, o en ese caso, con el lector. 

Y cuando finalmente aprendí a escribir... Bueno, supongo que ya os lo imagináis. Digamos que pasé de las hojas de papel y los folios a las libretas, donde escribía cuentos cada vez más extensos. Eso sí, sin dejar a un lado los dibujos. Yo me movía entre dos formas de comunicación: por un lado contaba una historia, y por el otro la mostraba, diseñando a todos los personajes que intervenían en ella, pasando progresivamente de los animales a las personas, ya fuesen sacadas de una serie o película, o de mi propia imaginación. Algunos de esos cuentos aún los recuerdo, como Alicia, una niña con imaginación, donde me retrataba a mí misma con mis problemas y mis virtudes; o una historia bastante disparatada sobre sirenas con alas en la cabeza que degeneraba en algo completamente distinto; o una idea sobre un fanfiction de los hijos de la capitana Amelia y el doctor Doppler de El planeta del tesoro que nunca llegué a hacer; o El mundo mágico, mi propia versión de Digimon donde no pude evitar que Gabumon hiciera una aparición estelar al final. Aquí debería agradecerle a mi madre su ayuda con la ortografía, explicándome las normas por medio de la relación de conceptos con imágenes, consiguiendo así que fuese la más adelantada de la clase en ese ámbito. Y a todo esto, cuando me preguntaban qué quería ser de mayor, yo siempre decía pintora o escritora. Y mis padres me respondían que eran dos profesiones para morirse de hambre. Entonces yo reaccionaba tal y como lo hago hoy en día ante el dilema de mi vida: "pues tendré un trabajo normal como vosotros". A lo que ellos decían que no, que era mejor la otra opción pero que no podía ser. Y aunque suene extraño, incongruente y confuso, me temo que así es.

Aquí me gustaría aprovechar para declarar que yo siempre escribí y siempre escribiré a mano. No fue hasta que empecé a intentar publicar y por tanto a darme a conocer que aprendí a escribir a ordenador. Lo conseguí en un verano, memorizando el orden de las letras del teclado y tratando luego de reproducir este orden en mi mente mientras escribía frases en el aire en los tiempos muertos. Sin embargo, las novelas y los relatos aún los sigo escribiendo primero a mano y pasándolos después a ordenador. Es tedioso y es sin duda la parte que menos me gusta, aunque así también aprovecho para corregir. De hecho he podido comprobar que el ordenador no me agiliza el trabajo. Al escribir a mano voy muy lenta pero escribo mejor, de modo que cuando lo paso a ordenador no tengo mucho que retocar. En cambio, al escribir directamente a ordenador como en este blog, lo hago más rápido, aunque luego puedo pasarme días puliendo el texto. El caso es que me siento muy unida al bolígrafo, a pesar de que este no deja de ser un símbolo de mi pasada condena con los deberes de clase, pero al mismo tiempo un símbolo de mi libertad. Mientras que sentada frente al ordenador me siento atada a una determinada postura y a un aparato que puede fallar en cualquier momento, en el papel me veo libre de todo y dejo fluir mi imaginación.

MI PRIMERA NOVELA

Harry Potter y el túnel mágico (2002) (8 años)

Era el año 2002, yo tenía ocho años, acababa de ver Harry Potter y la piedra filosofal y Harry Potter y la cámara secreta, e influida por esto, así como por los respectivos libros, me sumí en la difícil tarea de escribir mi primera novela. Y digo esto porque recuerdo haberme propuesto dar un final a la saga Harry Potter en el que este recuperaba a sus padres, por lo que sabía que no iba a tratarse de ningún cuento o relato corto. Iba a ser una novela como las que yo leía de J. K. Rowling. Eso sí, con un dibujo tras cada hoja escrita. Como no sabía aún de cuántos libros iba a componerse esta saga, decidí anotar al principio del mío: "no hay ningún libro más después de este". Al final la historia tuvo unas cien páginas, compuestas por folios doblados a la mitad, los cuales la grapadora no podía juntar, así que mi madre me hizo la encuadernación que veis en la foto, agujereando las páginas y poniéndoles ese broche con el plástico transparente por delante. La encuadernación siempre fue un problema por la longitud de mis libros. O usaba libretas o artesanalmente es bastante difícil hacer un apaño. Pero bueno, yo misma me vi sorprendida por el resultado de mi obra, y armándome de valor salí a buscar al lector. Es decir, un buen día lo llevé a clase para enseñar. En principio solo iba a enseñárselo a mi mejor amiga, pero los demás niños no tardaron en verlo, así como el profesor, y a la salida de clase, en el autobús, también lo vio una niña mayor que yo. No obstante, la reacción fue positiva, muy positiva. Todos se asombraron de que hubiese escrito algo tan largo, aunque yo ya destacaba por esa característica en las redacciones que nos mandaban hacer a veces, donde también recuerdo hacer historias llamativas con las que llegué a competir con otra compañera. No escribía muy mal, puesto que ya entonces leía mucho, y ese día el profesor me pidió prestado el libro para leerlo, pero yo le dije que no porque me daba muchísima vergüenza. Había partes en la historia donde me daba por escribir sucesos disparatados, además de diseñar objetos y criaturas curiosas que podían resultar cómicas, por lo que a mí me avergonzaban.

MI PRIMERA SAGA

El Reino de los 5 Dragones I. El libro mágico (2006) (12 años) El Reino de los 5 Dragones II. Armas de luz (2009) (15 años)

Era el año 2006, yo tenía doce años, acababa de empezar el instituto, una época muy dura para mí, y quizás por eso surgió la idea de un mundo de fantasía totalmente de mi invención. Había decidido por fin escribir algo original, e igual, o más largo, que Harry Potter y el túnel mágico. De hecho, no tardé en darme cuenta de que la historia podía convertirse en una saga, y así fue, aunque solo llegué a escribir dos libros de los cuatro pensados originalmente. Pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión, porque pronto os traeré una sorpresa con respecto al primer libro. Solo digamos que es muy posible que este... sí que os lo enseñe más a fondo...

Comentarios

  1. Esto es más que vocación Aida, es parte de ti!!!!!!!!!!!

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    1. Me alegro mucho de que te des cuenta. Así es como yo lo he sentido toda la vida :)

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  2. Que entrada de blog mas interesante, me ha encantado!!! tu sigue así, no dejes que nada ni nadie te desmotive, algún día te llevarás una sorpresa!!!

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    1. ¡Muchas gracias! Ojalá tengas razón, sino yo misma tengo que aprender a valorar más todo lo que he hecho.

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  3. Definitivamente has nacido para esto

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    1. Muchísimas gracias. Yo también lo pienso, básicamente, porque es lo único que sé hacer bien.

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